MARIO A. DE LA FUENTE FERNANDEZ

MARIO A. DE LA FUENTE FERNANDEZ
FIRMANDO AUTOGRAFOS

miércoles, 20 de enero de 2010

CAPITULO III

LECCION VIGESIMO TERCERA.
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CAPITULO III.
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DEL " PASTICHE ".
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El PASTICHE es la imitación artificial y servil de las expresiones y de los procedimientos de estilo de un autor.

Los escritores originales, es decir, los que tienen contornos característicos, son los más fáciles de pastichar. A mi juicio, ni el mejor escritor de la historia ha empezado sin pastichar o imitar algo o a alguien…todos tenemos una imagen a seguir, es la naturaleza humana.

Los profesores nos enseñaron aprendiendo de memoria algo; los padres, nos hacían copiar cien y hasta mil veces : no debo hacer tal o cual cosa; como una manera de educarnos, más, no nos dejaban "copiar" en las pruebas. Desde estas líneas hago el tardío , pero enérgico reclamo a tamaña injusticia, a tamaño anacronismo a esa gran barbaridad. Aprender a copiar es la base de todo arte, de todo deporte, de toda actividad social. (Algunos se oponen por un puro afán comercial ). Cada vez más ,el trabajo investigativo para los estudiantes , que consiste en tomar muestras y contramuestras para llegar a una conclusión es la tendencia del futuro.

Otros, como La Fontaine, son inimitables, porque no se llega a comprender su manera, y no se sabe cómo han hecho para tener genio . Marmontel cuenta, sin embargo, que Voltaire, en su juventud, logra hacer pasar una fábula de Lamotte por una fábula de La Fontaine. también Bossuet escribó una fábula latina que hizo circular bajo el nombre de Fedro.

Los ejemplos de pastiche son numerosos.

El pastiche no puede ser más que un ejercicio de gimnasia literaria. No tiene valor más que como un recurso del oficio y no tiene en sí ningún objeto. Escritores comunes han hecho excelentes pastiches. Tomar el modo de un autor prueba el provecho que se ha sacado de la lectura.

Cuanto más se saborea un autor, más tentaciones se tiene
de pasticharlo. Se llega casi a pensar como él. La identificación de la sensibilidad interior es la que hace encontrar la similitud de expresiones, pero la semejanza, en general, se detiene en ese contorno exterior.

Los pastiches, son casi siempre fríos: cierta ilusión que da la forma ; falta la chispa interior, se echa de menos la inspiración personal. Fruto natural de la lectura, el pastiche es, por lo común, el producto de una facilidad inconsciente, involuntaria y, con frecuencia, irresistible.

El pastiche es un don que cualquiera puede tener.

Escritores del montón , incapaces de estilo, llegan a imitar admirablemente el estilo de los demás.

Dice el marques de Roure que el pastiche es fácil, porque es muy cómodo atrapar los defectos de su autor.

En suma, el pastiche no puede ser más que un ejercicio literario momentáneo. No es bueno, generalmente, sino porque es corto.

" El pastiche, dice Carlos Asselineau en un artículo sobre Beaudelaire, es, como la copia y la imitación, una regla de educación que casi todos practican.

No hay, pues, razones para desterrarlo del aprendizaje poético, siempre que se tenga la prudencia de no convertirlo en costumbre ".

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