LECCION DECIMOTERCERA.
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DE LA NARRACION.
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La elocución, es decir, la parte relativa a la ejecución literaria, tiende principalmente a dos cosas : narrar y describir.
La narración y la descripción se confunden con , frecuencia, aunque la descripción es más bien una pintura, y la narración un relato.
La narración es un género de composición independiente, es todo completo.
Sin entrar en el examen de las diversas especies de narraciones, de las que los manuales se complacen en multiplicar las divisiones arbitrarias : narraciones oratorias, históricas, anecdótica, políticas, etc., hablaremos de las condiciones que convienen a todas y de las leyes generales que las rigen.
El talento de narrar es el más seductivo, porque es la base del arte literario. Aunque todo el mundo lo practica, es más raro que lo que se cree; aunque es innato en algunos, exige para la mayoría mucha aplicación y cultura. No basta tener un asunto atractivo; es preciso, también, presentarlo con encanto y que tenga interés.
Algunas personas son en la conversación maravillosos narradores , que encantan a su auditorio. Pero sé les da, como dicen los niños, un " boli " y se turban ; la inspiración les falta, y se nota que están muy lejos de escribir como hablan.
Con otros sucede a la inversa.
No olvidemos la conveniencia de que el interés sea hábilmente distribuido, es decir, cuidar la narración con que se prepara y aumentar la curiosidad del lector, con el atractivo de los acontecimientos que se exponen y despertándole el deseo de llegar al desenlace.
El interés de una narración, reside en la manera de tratar, de coordinar, de alargar, de desarrollar la exposición, el nudo y el desenlace.
La exposición hace conocer el asunto y los acontecimientos. Debe ser lo más rápida posible, abreviar los preliminares, ir derecho al bulto, no hacer languidecer, cortar todo lo superfluo, entrar pronto en materia, sacrificar lo inútil y desdeñar los preámbulos. Sígase el precepto de Boileau : "Que el principio sea sencillo y que no haya nada afectado".
Más vale un principio dramático, exabrupto, que muchas precauciones que paralizan a fuerza de habilidad.
Algunos se extravían al empezar, y no estando proporcionada la importancia del principio con los desarrollos que siguen, la narración pierde la unidad; y la unidad es lo que produce el efecto total. Racine se ha burlado espiritualmente de los narradores presuntuosos, que toman siempre las cosas de muy lejos y a los que hay que decirles : " Bueno, bueno, pasemos el diluvio". Racionalizar, no peques de atarantado.
Intensidad, suavidad, normalidad, suavidad, intensidad y así sucesivamente durante toda la narración, que los tramos tengan duraciones más o menos iguales.
Cicerón ha dicho que la exposición debe salir del asunto como la flor de su tallo.
La rapidez y el movimiento son dos cualidades que deben dominar en la narración, irán variando las intensidades.
El nudo de la acción es el momento en que el interés crece, se enreda, se complica; en que los acontecimientos, los personajes, las circunstancias, el dialogo, todo se mezcla y se fusiona con la intención de seducir; de despistar al lector, sin que pueda prever cómo termina aquello.
El desenlace es el punto en que el interés queda satisfecho y en que se resuelve la acción. Debe ser preparado por todo lo que precede, y no hacerse presentir nunca. Si el lector lo adivina, su curiosidad cesa , queda roto el encanto.
Las telenovelas juegan con estas situaciones y el éxito que se logre frente a la audiencia, depende del resultado y el "rating", que se relacionará con la telenovela siguiente, generando una desilusión en cadena. Lo mismo que ocurre cuando se repiten los personajes, un ciego, un rico, un pobre, un homosexual, un amor prohibido etc.; variando sólo la locación.
En la televisión, las escenas duran entre 5 y 20 segundos, tiempos, que, en ese sólo caso, hay que tener en cuenta para la confección de los guiones o los textos, en caso de textos más largos, deben , necesariamente , incluir más de una "toma" para el mismo texto.
La primera condición de un buen desenlace es la de no agregar nada, porque cuando el lector sabe lo que esperaba, ya no tiene ganas de saber nada más; lo accesorio no interesa desde que lo principal ha desaparecido.
Hay que ir derecho al asunto y huir de las digresiones, del exceso de episodios, de la demasiada extensión y buscar el vigor, la sobriedad y la rapidez; esas son las cualidades de la narración .
La concentración y la brevedad no deben, sin embargo, degenerar en sequedad. El relato debe tener movimiento, variedad, gracia. Todo eso, como es natural, depende del talento que se ponga en la obra . Una narración larga puede parecer corta, y una corta puede parecer larga. Las digresiones de Saint Simón no aburren. En materia de literatura, fuera de los géneros y las reglas, todo se reduce a este aforismo : "TENED TALENTO".
"La narración ha dicho un critico latino, no por ser corta debe carecer de gracia, pues de otro modo no tendría arte...Un camino alegre y nido, aunque sea largo, fatiga menos que un camino más corto que fuera desagradable y escarpado".
No nos extenderemos más sobre este tema. Nuestros
lectores aprenderán en los manuales de literatura que en la narración deben respetarse la verdad y la verosimilitud. No tenemos la pretensión de decir , lo que otros han dicho mejor que nosotros.
TRABAJO : REFIÉRASE A LA IDEA DE LA FORMACION DE LA PALABRA.
No menos de 5.000 dígitos
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