MARIO A. DE LA FUENTE FERNANDEZ

MARIO A. DE LA FUENTE FERNANDEZ
FIRMANDO AUTOGRAFOS

miércoles, 20 de enero de 2010

LECCION XXI

LECCION VIGESIMA PRIMERA
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LA FORMACION DEL ESTILO POR LA ASIMILACION DE LOS AUTORES.
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En el estudio anterior hemos tratado de dar un método básico y práctico de estilo, de acuerdo con reglas y procedimientos generales.
Hemos procurado demostrar en él cuáles son los principios esenciales que dominan el arte de escribir, y que la aplicación de esos principios pueden engendrar y desarrollar el talento individual.

El carácter nuevo de ese trabajo, tan distinto a todos los cursos de literatura, me ha valido, sin falsa modestia, la simpatía de la prensa y frases de aliento de los profesores y escritores más competentes, que no necesariamente, como hemos repetido en varias oportunidades, son los más conocidos.

Todo no trata de enseñar el arte de escribir en sí; se trata de intercambiar ideas y exponer cómo se puede aprender a escribir, estudiando y asimilándose los procedimientos de los buenos escritores, ya sea en el estilo descriptivo, ya sea en el estilo abstracto. Descomponer esos procedimientos, extraerlos de los autores célebres y demostrar su aplicación, tal es el objetivo de los siguientes fascículos -encuentros .

Las obras de enseñanza literaria recomiendan la asimilación como método de formación del estilo personal, pero no nos dicen ,cómo debe hacerse esa asimilación, ni lo que es necesario asimilar.

En adelante, trataré de llenar esa laguna, para que les sea posible o, por lo menos, menos difícil desarrollarse, siempre que apliquen la perseverancia, en el arte de escribir.


CAPITULO I.

DE LA LECTURA COMO PROCEDIMIENTO
GENERAL DE LA ASIMILACION.

La lectura puede ser considerada como la Fuente misma de todos los procedimientos de asimilación del estilo.

Los engendra y los resume. Será, pues, la lectura el principio
general del método expuesto en este nivel medio.

Leer es estudiar línea por línea una obra literaria.

La lectura forma nuestras facultades, nos las hace descubrir, despierta las ideas y sostiene la inspiración.

Por la lectura nacemos a la vida intelectual, yo le agregaría, también por la capacidad de observación.

Después de una lectura, es cuando uno se siente escritor. Nos revela a nosotros mismos. Enseña el arte de escribir, como enseña la gramática y la ortografía.

La lectura es la más noble de las pasiones.

Nutre el alma, como el pan nutre el cuerpo. "Ese carcelero -decía Napoleón en Santa Elena, refiriéndose a Haudson Lowe, que interrumpía sus paseos -, ese carcelero, debería saber que el ejercicio es tan necesario a mis miembros como la lectura a mi espíritu". Alfonso Karr , ha llamado a la lectura: "Una ausencia agradable de sí mismo". Los grandes escritores han pasado la mitad de su vida leyendo. "Nunca han tenido un pesar - dice Montesquieu- del que no me haya consolado un cuarto de hora de lectura". Un libro es un amigo con el que siempre se puede contar.

La mayoría de los manuales de literatura, error repetido en los Talleres presenciales de Escritores, en ellos insisten , sobre la necesidad de la lectura. Desgraciadamente no dan más que consejos superficiales. Según ellos, se debe leer a tal o cual autor, según la inclinación política, según los intereses personales, comerciales o que se sienta inclinación por tal o cual género. Que no necesariamente es el género del estilo del alumno interesado.

Esa clase de consejos no tiene ninguna utilidad práctica, porque está inducida, no sugerida, también, por que no creo que se saque provecho siempre leyendo lo que se prefiere.

El peligro de esa elección está en dejarse llevar por la pendiente de los defectos que se tienen, más que por la necesidad de las cualidades que se busca. Tal vez se ganaría más tratando de saborear aquello que no atrae. Además, esos consejos, no enseñan el oficio de escribir, sino el de leer.

No me gusta el diario El Mercurio, pero soy socio de su Círculo de lectores hace muchos años, simplemente, porque me interesa saber lo que hace mi contendor . Conocer al enemigo , decía Churchill, es la mejor forma de enfrentar la guerra.

He aquí el principio que se debe adoptar para leer con provecho:

Hay que leer los autores cuyo estilo puede enseñar a escribir y dejar a un lado aquellos cuyo estilo no enseñar a escribir.

En otros términos: hay autores de los que se puede, y otros de los que no se puede asimilar los procedimientos. Es necesario leer los primeros con preferencia que los segundos.

Los cursos de literatura proponen muchos métodos: el análisis, la recopilación de frases y expresiones escogidas, la recopilación de pensamientos notables, la lectura en alta voz, etc.

Por el análisis puede uno darse cuenta de lo que ha leído, pero eso no enseña a escribir. Juzgar la producción de los demás no hace a nadie capaz de producir.

Los trabajos que nos ha remitido y los que ha recibido para analizar, durante este TALLER, pretenden sólo afinar el ojo crítico y compararse subjetivamente, con todos los defectos que el sistema pueda tener. ( use el lápiz rojo , el destacador ).

Hay muchos críticos notables, expertos en matices literarios, que serían incapaces de dar pruebas de talentos como escritores. El saber apreciar es un arte, que se basa en el saber observar y distinguir los detalles y relieves; el tener estilo es otro arte muy distinto y todos componen la literatura.

En la parte básica de este TALLER, hemos visto cómo debe hacerse el análisis literario para que sea de alguna utilidad. Debe tender a la descomposición del talento y de los medios de ejecución.

La recopilación de frases escogidas es también un error. Antes, para enseñarnos latín, se nos imponían recopilaciones de expresiones escogidas, que no eran más que frases hechas, puros clisés que, cuando más, sólo podrían servir para imitar un latín artificial, para tener mayor vocabulario.

Habría sido mejor un catálogo de frases originales. Lucrecio, Horacio, Virgilio, Tácito, podrían proporcionarnos ejemplos de un lenguaje pintoresco, digno de ser estudiado.

El defecto de esas recopilaciones consiste en que se hacen sin discernimiento. No se conocen límites y se copia todo, tanto frases como fragmentos y se pierde el tiempo reuniendo cosas mediocres, que pueden amueblar la memoria, pero no enseñar no a escribir. Es el herbario, donde la planta muerta esta torturada, no estudiada.

Es preciso, por lo contrario, que la lectura sea una impregnación general, una verdadera transfusión. Copiar frases, aun las más originales, no basta.

Lo que hay que buscar es asimilarse, nutrirse del tono, los giros, la sensibilidad, el procedimiento ’íntimo y oculto, que hacen encontrar, precisamente, el género de bellezas que se admira. ( sólo lee y escribe por gusto: es la base de la literatura ).

El objeto de la lectura es, por tanto, madurar la inteligencia, producir una acción refleja, fecundaras, crear en nosotros las cualidades que notamos. Debe, en una palabra, DAR TALENTO,. Ya veremos en que medida.

Estamos lejos de querer asimilarnos exclusivamente la parte artificial del estilo. Lo que buscamos es el fondo, y lo encontramos a través de la forma y por la forma misma.

Otro peligro de los cuadernos de expresiones, es que esterilizan la inspiración acostumbrando el espíritu a una manda de coleccionador superficial. La mayoría de los profesores los condenan, y algunos manuales proponen reemplazarlos con extractos de pensamientos selectos, es decir, por una recopilación de consideraciones y de puntos de vista.
Se les dice a los jóvenes y a los aprendices, que lean con un lápiz y un "destacador" en la mano, anoten y destaquen lo que les admire, en positivo y en negativo.

Tampoco creo en la eficacia absoluta de ese método, después del proceso básico de aprendizaje ,aunque en su momento fui un fiel seguidor, sólo, insisto , para el período de aprendizaje. Me parece, que seguirlo de por vida, ahora, tan esterilizaste como el antiguo cuaderno de frases. Es otra manera mecánica de amueblar la memoria. Uno de esos manuales propone un sistema consistente en copiar lo que han dicho los grandes escritores sobre un asunto dado: la gloria; la virtud; el valor, etc. Hacemos notar que ese trabajo ya está hecho en las tablas analíticas que completan ciertas ediciones clásicas.
Nos preguntamos qué provecho puede sacar un alumno de ese herbario filosófico. ¿ Será capaz de inventar pensamientos equivalentes cuando haya copiado los de los mejores autores ?.

Esta es la base de la gran reforma que hace falta en la educación chilena para enfrentar el siglo XXI, que, conjuntamente con la disminución de la cantidad de alumnos por aula y su clasificación cualitativa , mejorar la calidad de la y objetivos de la enseñanza, por sobre la cantidad de jornadas, harán generaciones de chilenos más investigadoras, más analíticos y más creativas.

Otros libros recomiendan, para desarrollar las disposiciones literarias, la lectura en voz alta, por la razón de que el arte de leer supone el arte de sentir, y porque, para comprender bien un texto, es necesario saber subrayar las entonaciones, los valores y el tono. ( los relieves ).
"Quien no sabe traducir de viva voz los pensamientos y los sentimientos de los grandes maestros y hace sensible a todos los oídos la armonía de su poseía y de su prosa, prueba que no los entiende, que no los siente: el mejor lector, como el mejor actor dramático, es el que discierne mejor las bellezas del autor. Para interpretarlo hay que empezar por haber escrutado toda su profundidad y distinguidos todos su matices".

Los locutores de Radio y T.V., leen textual y , cuando más, le dan las inflexiones a la voz. Es por ello que las noticias se dan por bloques separando las tristes, de las alegres y positivas. Cuando, el objetivo es parecer creíble , se pierde absolutamente la capacidad de nutrirse del valor de los hechos, de aprendizaje, el fin es entretener más que educar. Cuando más los locutores hacen diferenciación entre la s, la c y la z, entre otras , pero es el auditor chileno que no las distingue fonéticamente.

Por ello es que esa teoría es insostenible. El arte de leer es un talento especial. Se puede leer mal y sentir profundamente las bellezas de una obra, de una acción, de una cosa. La timidez impide ser buen lector.

Muchos serian lectores, actores, cantantes y oradores, si tuvieran aplomo y si no se avergonzaran del sonido de su voz.

¿Se puede decir de ellos que no sienten lo que no pueden expresar?. Por otra parte, ¡ hay tantas maneras de leer !.

La lectura monótona puede ser tan atractiva como la lectura matizada.

"Para leer bien un libro - nos dicen también hay que recogerse, ver si hay una idea general, que resuma la obra; trátese en seguida de desprender las ideas secundarias a fin de precisar el plan; véase si los desarrollos son naturales, si están mágicamente deducidos; examinase cada capítulo, cada página para ver la calidad de los pensamientos, su valor y su profundidad".

El consejo es bueno, a condición de no esperar de él algún resultado. ¿ En qué puede formar el estilo ese método ?.

Examinase un Rubens con ese procedimiento; despréndase el pensamiento dominante, el plan, la composición, las proporciones, los desarrollos, los detalles. ¿ Se habrá aprendido a pintar?.

De ninguna manera. El dilettante (fanático y muy aficionado), el filósofo, el crítico leerán con fruto de esa manera. El que quiere aprender a escribir tendrá que leer de otro modo muy distinto.

De cualquier manera que se encare la lectura, es indispensable, como decíamos antes, una cualidad: EL GUSTO.

En esta oportunidad debo reconocer que NUNCA leí cuando joven, voluntariamente, siempre , bajo una intimidación, otro defecto de la educación chilena.

Ahora, pasado el medio siglo de vida, puedo asegurar a los jóvenes, que el GUSTO es la facultad de sentir las bellezas y los defectos de una obra.

Esta facultad NO HA SIDO OTORGADA A TODO EL MUNDO, y rara vez se la posee completa. Tiene sus excesos, sus arideces y sus irregularidades .

Literatos como Teófilo Gautier no sienten admiración por Moliere. Otros como Lamartine, no comprenden a La Fontaine. Otros, como Flaubert, no comprenden a Lamartine. Buenos escritores han detestado a Racine. Un poeta me ha dicho que Bernardino de Saint Pierre escribía mal. Esas lagunas son frecuentes en los autores que no admiten más que su método y sus procedimientos.

En cierta época, la literatura francesa ,repudiaba a Shakespeare
y admiraba a Campistron.

El gusto supone sensibilidad, imaginación, espíritu, sentimiento
y, sobre todo, delicadeza.

Con razón ha dicho Diderot:

"Hay mil veces más personas en estado de comprender a un buen geómetra que a un poeta , porque hay mil personas de buen sentido
contra un hombre de gusto, y mil personas de gusto contra una de gusto exquisito".

“En gustos no hay nada escrito”.


El GUSTO ha tenido sus tiranías; ha impuesto leyes, reglas, un ideal de arte estéril a toda una generación de artistas.

Para leer con discernimiento es necesario tener gusto en hacerlo.

Solo el gusto ilumina le lectura y enseña las bellezas y los defectos. Pero si bien es necesario al principio, no hay que olvidar que la lectura, a su vez, lo aumenta y lo transforma.

El gusto, dice Rosseau, se perfecciona por los mismos medios que la sabiduría...El gusto, es, en cierto modo, el microscopio del juicio; el es quien pone los objetos pequeños a su alcance, y sus operaciones empiezan donde se detienen las del último.

¿ Qué es, pues, necesario para cultivarlo?. Ejercitarse en ver, lo mismo que en sentir".

Ese ejercicio es a la lectura a quien hay que pedirlo. Para eso la lectura debe ser variada. Es necesario conocer el arte en todos los aspectos para huir de las teorías exclusivas y de los prejuicios de escuela.

Debemos persuadirnos de que no hay realismo ni idealismo, ni asuntos buenos ni malos, y que, aparte de la moral, entendiendo como moral el bien común, condición primordial de toda obra, la gran cuestión es esta:

"¿ Hay talento en una obra?, ¿Por aquí lo hay? , ¿Cómo puedo aprovecharlo?".

Si nos cuesta leer un libro reputado como bueno, que no es lo mismo bueno que popular, de moda o muy vendido, hagamos un esfuerzo. Acostumbrémonos a comprender lo que no amamos, a fin de llegar a amar lo que no habíamos comprendido. El espíritu tiene sus injusticias, sus parcialidades, sus alejamientos instintivos.

El libro que no podíamos sufrir hace diez años lo apreciamos hoy, y el que admiramos antes, ahora nos parece insípido. ¿ Recuerdan, que les aseguré, que cuando joven NUNCA le voluntariamente? y que a eso, seguramente se debía mi ignorancia y mis faltas de ortografía.

La lectura superficial, incompleta, es un verdadero azote.

Los verdaderos lectores hablan gravemente, hasta de los libros que les desagradan. Sólo los falsos lectores hacen la lectura difícil. No olvidemos nunca la frase de Goethe: No hay obra mala que no contenga algo bueno.

Las bellezas literarias son fijas, pero hay que reconocerlas a través de las formas variables. ¿ Ha escuchado eso de "en la variedad está el gusto"?. Las costumbres del espíritu, los prejuicios de escuela nos crean resistencias injustas. Para comprender bien a un autor, para apreciar, por ejemplo, a nuestros escritores contemporáneos, hay que penetrarse de esta verdad: que "el estilo evoluciona con el idioma "y que" el arte está siempre en marcha".

Como podemos los chilenos encontrar bueno o malo a García Marquez, Mario Vargas Llosa; Mario Benedetti, Francisco Umbral, si nunca los hemos leído y es que nos formamos una opinión por los medios de comunicación. Como escritores, no podemos dejarnos influenciar para nuestra lectura. No se puede escribir hoy como se escribía en el siglo XVIII; ni en este se escribía como en el XVI, ni siquiera hoy se escribe como a principios de siglo.

Algunas personas leen por pasar el tiempo, y no desean más que entretenerse. Esas están fuera de la cuenta. Los eruditos leen para documentarse, por obligación. No tienen más que un objeto: clasificar fichas en las que anotan observaciones, extractos, textos, fechas, datos ,nombres, etc.. A esos les es indiferente el valor literario.

El verdadero literato debe leer como artista, para lo cual tiene que abandonar las ideas que dan los manuales, incluso este TALLER A DISTANCIA. El gran principio es este:

Hay que leer para descubrir, admirar, asimilarse el talento.

Una sola cosa debe preocuparnos de un libro: Se trata de saber si hay talento. Un libro en el que no hay talento es indigno de atraer nuestra atención. El interés, la vida, la emoción, el movimiento, dependen del talento que se haya puesto.

Estamos hablando de los escritores artistas, NO de los comerciantes escritores, que producen servicios de lectura, por tanto, averiguan qué desea mayormente la gene, qué es lo que la gente quiere leer y está dispuesta a pagare y eso es lo" fabrican".

Pero, ¿ en qué consiste el talento?, Y, ¿cómo reconocerlo?.

Evidentemente el gusto nos lo dirá, pero para ello, hacen falta también puntos de comparación, es decir, lectura. La educación del gusto existe , es sentido estético (insistimos, no es lo mismo que la inducción por medio de la publicidad). Y algunas veces es muy lenta, como la educación del oído en música.

Ahora se presenta esta grave interrogación:
¿ Deben leerse muchos autores o pocos?. En otros términos: ¿qué autores debe leerse?.

Según Plínio, es necesario leer mucho a los autores, pero no muchos autores, lo que significa que no deben leerse más que libros excelentes. Volvemos a la cuestión.

Dice Spencer que hay estómagos que absorben mucho y digieren poco, y otros que con poco alimento, se lo asimilan todo.

He aquí nuestra conclusión, he aquí lo único escrito sobre el GUSTO.

Para formar el gusto, para adquirir juicio, imparcialidad crítica y un discernimiento seguro, hay que leer muchos autores los de primero, de segundo y de tercer orden. Esa es la condición de una educación literaria completa. Un médico adquiere su seguridad de diagnóstico viendo muchos enfermos.

Para la asimilación, es decir, para la creación del talento propio, es preferible limitarse a algunos escritores superiores.

Nunca uno sólo - según el adagio: Temo al hombre de un sólo libro ( he aquí el peligro de los fanatismos religiosos, que siguen un sólo libro como verdadero es como seguir a un caudillo militar , yo soy bueno y los que no están conmigo son los malos y deben ser eliminados ), que podría llevar la imitación servil, sino a los que difieren entre sí, todo esto sin salir de los mejores.

Queda entendido que Homero, la Biblia, don Quijote y Shaquespeare, son más que libros únicos, pues contienen todo el arte, todo el ideal, toda la verdad humana.

Lo mejor seria leer primero obras buenas. Servirán luego de criterio para juzgar a las demás, que podrán entonces leerse sin peligro.

He aquí , pues, el principio: formarse, por el estudio de los escritores superiores, un cuerpo de doctrinas que permita juzgar a los demás escritores.

Para aprender el arte de escribir por el estudio de los modelos no es necesario leer muchas obras, lo importante es leer las buenas.

Un hombre que no lee, sigue siendo un ignorante.
( ¿ cuánto me costó aprenderlo ? ).

Un literato que no lee, pierde la mitad del talento que podría tener.

La lectura mantiene la inspiración, y la vuelve a dar cuando se ha perdido. Es un contagio al que nadie se escapa. Los que buscan el estilo entran, por ella en ebullición productiva.

Juzgan, comparan, rivalizan, descubren recursos y procedimientos.

El eco de la palabra escrita no los abandona jamás.

Las mujeres leen para sentir.
Los sabios leen para instruirse.
Los literatos leen para saborear el talento.
La ficción basta a las primeras.
Los segundos buscan la erudición.
Sólo los últimos se asimilan el arte.

La tercera manera de leer es la única buena para formar el estilo. El estilo es un esfuerzo de expresión que se desarrolla sin cesar. El contacto de nuestra inteligencia con una obra superior crea una fuente de lecciones y de ejemplos, un campo de belleza y de análisis inagotable.

Digamos ahora cómo se debe leer.

Algunos hojean a la ligera, para pronunciarse en seguida gravemente. Otros por simple snobismo. Esos no entran en cuenta.

Otros recorren un libro para tener una idea del conjunto, y luego lo releen, lo estudian. El método es bueno.

Sin embargo, para que no se pueda desanimar esa primera lectura, preferiría la lectura lenta, reflexiva y total, que no por eso exime del deber de releer.

Avanzar poco a poco en el conocimiento de un autor es un placer eminentemente provechoso. Por mi parte, he tomado la costumbre de leer lentamente, y estoy muy satisfecho. Nunca leo con la pluma en la mano. Me contento con marcar con "destacador" los pasajes que deseo conservar como anotación, o admirar estéticamente. Terminada la lectura, aunque sea al cabo de varios días, resumo la obra en una ficha que lleva el nombre del autor; escribo mi impresión crítica; indico los pasajes a citar o a estudiar. El procedimiento me parece bueno, y muchas personas no emplean otro. Lo esencial es no interrumpirse.

La sensación que se pueda tener de una obra depende de la continuidad de la lectura. Creo que hay que abstenerse de aprender nada de memoria, pues se caería en los inconvenientes de los extractos de trozos y frases escogidos. La lectura debe ser una impresión total, que se transfunda en nosotros precisamente porque es total. Esto no impide, bien entendido, tomar notas.

La manera de leer depende del temperamento personal.
En todo caso, eso, es siempre necesario volver a leer. La restablecer es la piedra de toque del talento. No se sienten deseos de
las cosas mediocres. LEA COMODO, bien sentado y a buena temperatura.

En silencio, con una leve música y a solas.

¿ Queremos saber si una obra es buena?. Volvamos a leerla al cabo de algunos meses. Si es mala, no soporta la relectura, si es excelente, ofrece un nuevo sabor. Lo que seduce en seguida es el interés, el movimiento, la vida, el objeto de la composición.
Solo después se puede examinar la fuerza del conjunto, el relieve de los detalles, los medios empleados, el talento y las cualidades de ejecución. LEA COMODO.

Entre los autores que pueden leerse, ¿ cuáles conviene elegir?. Incontestablemente, entre los franceses, a los clásicos de ese idioma, traducidos obviamente, luego a los grandes escritores del siglo XIX, de Chateaubrian a Víctor Hugo.

De una buena lectura, es decir del estudio atento de los autores, se desprenden ciertas comprobaciones con las que formamos las divisiones de este TALLER LITERARIO A DISTANCIA.

Esas comprobaciones se nos han impuesto al cabo de más de veinte años de lectura. Cuanto más hemos reflexionado, más nos ha parecido resumir los principios del arte de escribir.

Lo primero que nos llamar la atendió en una buena lectura es, ante todo, la importancia capital que hay que conceder al plan, a la composición de una obra, a su unidad de ejecución y al encadenamiento de las partes. Esas cualidades privan sobre las demás. El fondo es antes que la forma.

Luego, se desprenderán principios fecundos.

Comprobaremos que el tono peculiar de tal o cual autor proviene de los giros de frase, de los procedimientos de estilo, del trabajo de ejecución; pero que esos giros de frase, lejos de ser el resultado de un método artificial, lo son de la sensibilidad interior, y que esa sensibilidad es la que hay que apropiarse, y no la parte material del oficio de escribir.

A medida que vayamos leyendo notaremos que el gusto, los giros del espíritu, las expresiones de un autor se transfunden en nosotros, y que, sin querer imitamos el estilo que nos apasiona. Hay, pues, una asimilación posible por la imitación.
( En la medida que respetemos nuestro tiempo y espacio avanzaremos como escritores ).

Veremos que nos viene una gran facilidad, un gran deseo de PASTICHAR ( imitar, plagiar ) esos estilos preferidos; pero comprobaremos también que, observando, se puede evitar el PASTICHE servil y permanecer en la buena imitación, que consiste en dar valor a las cosas que ya han dicho otros.

Yo, prefiero imitar a un buen autor a crear "burradas".

Notaremos también que, despierta por la lectura, nuestra Facultad de inspiración adquiere una fuerza nueva, y nos sentiremos capaces de desarrollar ampliamente lo que encontramos indicado en otra parte.

Nos convenceremos, también, de que el arte de desarrollar es por sí sólo la mitad del arte de escribir. De eso nace el método de la amplificación.

He aquí, pues, los primeros capítulos de una teoría de la formación del estilo: Asimilación por imitación, con procedimiento de esfuerzos secundarios: Pastiche, amplificación, etc.

Luego preguntaremos cómo se puede asimilar los estilos; cuáles son esos estilos; lo que se debe tomar de ellos y en qué medida hay que asimilarlos.

La lectura comparada de los autores nos enseñar que cada estilo tiene su sabor.

Acabaremos por admitir una primera y gran clasificación de los estilos: El estilo descriptivo y el estilo de ideas o abstracto.

Tendremos que estudiar la asimilación del estilo descriptivo; luego la asimilación del estilo abstracto.

Examinaremos el estilo descriptivo en su fuente de origen; luego en sus diversas manifestaciones: pintoresco, imágenes, realidad, vida intensa.

En cuanto al estilo abstracto, o sea de ideas, llegaremos a la conclusión de que su procedimiento más general y más fecundo consiste en la antítesis. Los autores que han escrito ese estilo son numerosos y forman la mitad de la literatura francesa.

Por último, reuniremos este TALLER A DISTANCIA en el último capítulo sobre el ATICISMO del estilo, es decir, el estilo de apariencia inadmisible, sin procedimiento y sin retórica.


TRABAJO: REFIÉRASE A LOS COMPLEMENTOS EN LA ORACION.

No menos de 5.000 dígitos

LECCION VEGESIMO SEGUNDA
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Decíamos en la lección anterior :

De este primer capítulo sobre la lectura, saldrá pues, las siguientes divisiones de la parte media del TALLER A DISTANCIA.:

Asimilación por imitación : imitación, pastiche, amplificación .
Asimilación del estilo descriptivo. La verdadera descripción y la unidad de imitación descriptiva a través de los autores. El falso estilo descriptivo, la descripción general y la amplificación descriptiva;

Asimilación por estilo abstracto, o se ideas, antítesis, considerada como procedimiento general del estilo de ideas.
Por último, el estilo sin retórica.

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