MARIO A. DE LA FUENTE FERNANDEZ

MARIO A. DE LA FUENTE FERNANDEZ
FIRMANDO AUTOGRAFOS

miércoles, 20 de enero de 2010

CAPITULO XI

CAPITULO XI.

ASIMILACION DEL ESTILO
ABSTRACTO POR ANTITESIS. =========================

Hemos estudiado en los capítulos precedentes los procedimientos de imitación por los cuales se puede adquirir el estilo descriptivo, el color, el relieve, la imagen.

Pero hay autores que no se proponen describir escenas o pintar cuadros. Son los escritores de estilo abstracto o estilo de ideas.

Los cursos de literatura se contentan con presentar la antítesis como una figura de pensamiento, que oponen a la figura de las palabras. No se le concede más valor que el paralelo, a la ilusión, a la paráfrasis o a la hipérbole.

Es necesario romper con esa rutina.

La antítesis no debe ser considerada como un simple y ocasional artificio de pensamiento. Es un procedimiento de escribir, una manera de engendrar, de desdoblar y explotar ideas, procedimiento que se aplica a todo el estilo abstracto, y por el cual se puede tratar cualquier asunto y dar relieve a cualquier serie de antítesis.

La antítesis es la clave, la explicación, la razón general de la mitad de la literatura francesa, o, si se quiere, del estilo francés escrito por los mejores autores, desde Montaigne hasta Víctor Hugo.

La Bruyére ha definido la antítesis: "Una oposición de dos verdades que se dan luz la una a la otra".

Es insuficiente, porque eso no es necesariamente una frase.

El padre Bouthors la compara a la mezcla de sombras y claros en la pintura.

También es inexacto.

Definir bien la antítesis es algo muy difícil, porque reviste mil formas.

Marmontel la llama "una relación de oposición entre los objetos distintos, o en un mismo objeto, entre su cualidades o su manera de obrar". Lo que equivale a decir que consiste en oponer los pensamientos, los unos a los otros, para darles valor.
De un modo general, eso es la antítesis, pero es necesario precisar, si se quiere comprender bien esa manera de escribir que no es un medio artificial de estilo, sino, en cierto modo, una cultura y una costumbre de espíritu.

Tomemos esta antítesis de Montaigne:

"Los príncipes me dan mucho, si no me quitan nada, y me hacen bastante bien, cuando no me hacen ningún mal".

Ahí hay dos pensamientos "que se oponen el uno al otro", pero la antítesis es más que eso.

Es un método de creación de ideas por las contrarias.

En otros términos: la antítesis es el arte de sacar de un pensamiento lo contrario de ese pensamiento, y de engendrar, así, una serie de contrastes y de oposiciones.

San Pablo ha dicho:

"Nos maldicen, y bendecimos ; nos persiguen, y sufrimos; nos dicen injurias, y contestamos con plegarias".

Como puede verse el segundo pensamiento está engendrado por el primero. Cada segundo pensamiento está contenido en el primero.

La antítesis es la fuerza del estilo abstracto.

Se la puede emplear conjuntamente con la descripción.

El don de la antítesis es la primera de las asimilaciones que debe adquirir quien quiera formar un estilo, hacer valer su talento y multiplicar sus medios de inspiración.

"Los grandes pensamientos, dice Marmontel, toman habitualmente la forma de antítesis".

Su empleo es tan importante en el arte de escribir que los griegos dividían la historia de su retórica en tres épocas: la primera, la de yuxtaposición de las ideas; la segunda, la de la antítesis; la tercera la del periodo.

Lo que hace sospechosa la antítesis a muchos autores es que, en general, es fácil.

Las antítesis son malas cuando son rebuscadas y no naturales; cuando no forman cuerpo con la idea, y en su lugar se habrían podido encontrar otra verdades; cuando su desarrollo está previsto y es demasiado fácil; cuando responden a simetrías insignificantes, y cuando son vagas, dudosas y sin consistencia.

Sería excesivo aconsejar a mis amigos (as), los participantes en este PRIMER TALLER LITERARIO A DISTANCIA, el estudio de los autores griegos para aprender los procedimientos de antítesis. Nos atendremos a los franceses, que en su mayoría, han formado su estilo en el de los latinos y de los griegos.

Recomendamos sin reservas a Montaigne, Pascal, Bossuet, Montesquieu y Rousseau como los mejores.

En resumen, de todo lo que acabamos de decir en los dos últimos capítulos, resulta que la antítesis es uno de los medios más seguros de inspiración literaria, y el hilo conductor que une a los grandes escritores de estilo.



TRABAJO: REFIÉRASE A LA SINCOPA Y DE CIEN EJEMPLOS.
REFIÉRASE A LA SINTAXIS FIGURADA.

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