MARIO A. DE LA FUENTE FERNANDEZ

MARIO A. DE LA FUENTE FERNANDEZ
FIRMANDO AUTOGRAFOS

miércoles, 20 de enero de 2010

LECCION XI

LECCION UNDECIMA .
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LA ELOCUCION.
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Hemos encontrado el asunto, hemos dispuesto la materia, sabemos cómo vamos a empezar, cómo hemos de concluir; nuestro plan está completo, todo está en orden : principio , ambiente, desarrollo, conclusión; ahora se trata de escribir.

Estamos con la pluma en la mano , sentados frente a la máquina o el computador, ante un papel en blanco. ¿ Qué va a suceder ?. Todo depende del giro del espíritu, de la incubación anterior, de la actividad imaginativa, de las buenas disposiciones en que uno se encuentra, si ha meditado bien su asunto. Pero cualquiera que sea la aptitud de cada uno, tanto el bueno como el mal escritor proceden, poco más o menos, de la misma manera. El plan esté hecho, se trata no solamente de expresar pensamientos, sino de irlos inventando a medida de que se realiza ese trabajo de elocución. Es la operación más importante, puesto que es la fuerza de un pensamiento lo que forma su expresión, y la imagen misma no es más que un pensamiento. Por otra parte, en cuanto uno se pone a escribir, entran en juego simultáneamente todas las operaciones que constituyen el arte de escribir. Se crea, se ordena, se da color.

Algunos profesores aconsejan escribir todo lo que se nos ocurra, dar rienda suelta a la inspiración, hacer luego una selección y dejar lo bueno para el segundo bosquejo.

Ese método es peligroso. No hay que acostumbrarse a escribir en un primer bosquejo más que aquello que se cree bueno.

Es el único medio de no repetir lo que se ha dicho y de evitar la vulgaridad.

Desde el principio debemos esforzarnos en no escribir más que pensamientos salientes, en ponernos a la obra con la resolución formal de rejuvenecer las ideas, tratando de verlas de otro modo a fin de decirlas de otra manera. Hay que tomar muy en serio la necesidad de giros e ideas nuevas. No dejar nada al azar es economizar trabajo.

Elegir bien lo que se va a decir , no significa que deban decirse pocas cosas. Al contrario, es necesario decir muchas, porque se quitarán muchas. Más vale pecar por exceso que por falta.

Lo esencial es no arriesgar nada vulgar, mediocre o incoloro.

El talento no más que un aptitud que se desarrolla. Se puede adquirir dos o tres veces más del que se tiene.

" Todos los días aprendo a escribir ", decía Buffon, quien agregaba esta verdad: " El genio no es más que una larga paciencia ". Nadie ha trabajado su forma más que Boileau. Y no era el único en hacer difícilmente versos fáciles. La Fontaine no adquirió la naturalidad sino rehaciendo más de diez veces la misma fábula. Chateaubriand nos dice que ha rehecho hasta diez veces la misma página. Buffon recopilé dieciocho veces sus "Epocas de la naturaleza".
Pascal nos dice que ha rehecho hasta quince veces alguna de sus Provinciales. ( todos a mano ).

Es, pues, indiscutible el principio del esfuerzo, del trabajo, del continuo retoque, hay que adoptarlo a priori ciegamente.

Hay escritores que han retocado poco o nada absolutamente. Emilio Zola no habría podido escribir todos los años un volumen de quinientas páginas si hubiera corregido sus frases.

El novelista Balzac no corregía su estilo más que en las pruebas.

Esto puede glosarse . Si Balzac no hubiera escrito más de dos tres volúmenes perfectos de forma como "Madame Bovary", habría sido tan célebre como con los cincuenta volúmenes que ha dejado. La Bruyére, solo ha hecho uno que durará más que todos los de Zola. No es en autores como estos donde hay que aprender el estilo, sino en los grandes maestros de la forma. Y estos, como sabemos, han trabajado, pulido , han retocado, han sudado, han vuelto a empezar sus páginas muchas veces. La teoría es, pues, inatacable.

Un primer bosquejo no puede ser definitivo, porque no se ve con bastante lucidez lo que se escribe, porque se está demasiado acalorado por el afán de empezar, la ciencia del estilo, no se ejerce, verdaderamente, más que sobre una inspiración ya enfriada. Es necesario retroceder para poder juzgarse bien.

Debemos persuadirnos de que no hay nada definitivo en las páginas que escribimos; pues, sin embargo, debemos escribirlas con la mayor aplicación y el mayor relieve posible, para facilitarnos la tarea ulterior. Si nuestro primer bosquejo es malo, no serán dos o tres los que tendremos que hacer, sino seis o siete.

Hay que modificar, que retocar, buscando rasgos nuevos, uno nuevo que sea verdad, la observación inédita, evocar las cosas en las que no se piensa, hacer sorprendentes las que han sido dichas, renovar la vieja descripción por una visión personal e imprevista.

El principio que domina la composición, el estilo y la elocución es que se deben escribir en relieve pensamientos e imágenes nuevas, salientes, sorprendentes. Para llegar a este resultado , es necesario trabajar y rehacer dos o tres veces la misma página.

¿ Qué se entiende por escribir en relieve ?.

Escribir en relieve es encontrar cosas que no han dicho los demás y decir de otro modo lo que ya se ha dicho; es crear inesperadas uniones de palabras; es emplear giros imprevistos y vivos, una manera variada y cautivante, que llame la atención por los estremecimientos de la idea y de la vida de las palabras.

En Bossuet se encuentra el relieve en todas las páginas, sobre todo en sus " Sermones". En cada línea pueden encontrarse frases que seducen al lector, como las siguientes, tomadas de Sermones:

"Languidecemos en el amor de las cosas mortales..
¿ Cuántos engaños ? , ¿ Cuántas inquietudes enlazadas ?
El alma completamente sumida y completamente ahogada en los efectos sensuales....
Nuestros corazones encantados del amor del mundo...
Su estado era un dolor mortal, un dolor insoportable y crucificante ...

Los mártires estaban animados por la avidez de sufrir...
¡ Oh, Jesús ! , ¡ Dios anonadado !.
Vuestra gracia más soberana y más destructora que todas las pólvoras y todos los tormentos...
¿ Estaremos siempre encantados por el amor de esta vida perecedera ?
La muerte viene a sumirnos en la nada".

¿ Queremos decir que todo el mundo puede o debe escribir así ?. ¡No! ; pero todo el mundo está obligado a NO escribir vulgarmente y a hacer lo posible para escribir con relieve. ¿ Cómo puede lograrse ?.

Trabajando, volviendo a empezar, buscando, retocando; buscando el relieve, sin perder de vista la concisión, condición tan importante como la creación de las imágenes y la vivacidad de los giros. Para expresar las mismas ideas de un modo más intenso trátese de ser más brutal, es decir las cosas más crudamente, de sacar la idea de su envoltura literaria y retira. Téngase la audacia de emplear palabras salientes. Es mejor una barbarie que la sosería.

Pruébese palabras inesperadas, inténtese acoplar epítetos disparatados; a veces dan efectos sorprendentes; cámbiese el adjetivo en adverbio, el verbo en sustantivo y recíprocamente.

Si hemos escrito ; " Ahoga un sollozo convulsivo", póngase :

" Lloró convulsivamente ". Si hacemos enumeraciones de verbos, construyamos la frase substantivamente, y tendremos : " Las complacencias de su pensamiento", en lugar de : "Se complacía en pensar"; " La inmolación precoz de su corazón", en lugar de : "Inmolaba precozmente su corazón"; "La dependencia", en vez de : " Dependía", lo que también nos dará : " Su servidumbre".

Téngase presente sobre todo, en el espíritu, una multitud de palabras, como están en un globo de números de la lotería; las tres cuartas partes servirán, no solamente para ser empleadas, sino también para hacernos descubrir otras.

Hay que resolver todo eso para que la idea que queremos expresar se agite en su efervescencia constante. Esa efervescencia, esa afluencia de palabras y de imágenes, la proporcionará la lectura.

El principal medio de obtener variedad del estilo, o de mejorarlo, consiste en refundir la materia por la substitución de las palabras y la transposición de los epítetos.

Ensáyese la inversión de las relaciones ; eso da combinaciones agradables e inesperadas. Dance habla del "sol que se calla"; se encuentra en el un sitio " mudo de luz", una "claridad ronca". "Ese artificio del estilo, dice Rivarol, no es más que un cambio feliz de palabras que nuestros sentidos hacen entre ellos; la vista juzga del sonido diciendo :un sonido brillante; la garganta, de la luz, diciendo : una " claridad ronca".


TRABAJO: REFIÉRASE AL ADVERBIO Y A LA PREPOSICION.
REFIÉRASE A LAS REGLAS DE ACENTUACION.


No menos de 5.000 dígitos en cada uno de ellos.

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