MARIO A. DE LA FUENTE FERNANDEZ

MARIO A. DE LA FUENTE FERNANDEZ
FIRMANDO AUTOGRAFOS

miércoles, 20 de enero de 2010

LECCION XX

LECCION VIGESIMA

DEL ESTILO EPISTOLAR.
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No nos extenderemos mucho sobre el estilo epistolar y la carta. Ningún tema es, tal vez, mas inútil desarrollar, por la razón de que siempre se expresa bien lo que se siente, porque es personal.

La prueba , es que todas las mujeres escriben admirablemente las cartas, un estudio reciente determinó que las que son malas para escribir, ya sea en su cantidad como en su calidad y profundidad, tienen tendencias depresivas, el mismo estudio de la Universidad de Oxford, determinó, que las mujeres, reconociéndose en ese estado de inestabilidad emocional, generada por un problema hormonal, una actividad terapéutica como la escritura y la creación favorecen la recuperación de la personalidad, en las mujeres. Por eso es , la escritura una buena psicoterapia , por su efecto de catarsis.

Les debemos recordar que este TALLER DE ESCRITORES, con “ EN BUSQUEDA DE LA FELICIDAD” y un “CURSO DE CODOCENTES”, triada de este autor, forman parte del Taller de SCRIPTOTERAPIA O GRAFOTERAPIA. Taller de reflexión y auto conocimiento en base a biografías y autobiografías.

Los estados depresivos son los mayores inductores a la creatividad literaria.

"Ese sexo, dice La Bruyere, va mas lejos que nosotros los hombres en ese genero de escribir; encuentran ella con su pluma giros y expresiones que, en nosotros, los hombres, no son, con frecuencia, más que el resultado de un largo trabajo y de una penosa búsqueda. Son felices en la elección de los términos, que colocan tan acertadamente que por conocidos que sean tienen el encanto de la novedad y parecen estar hechos únicamente para el uso que ellas les den....Si las mujeres fueran siempre correctas, me atrevería a decir, que :" las cartas de algunas de ellas serían, tal vez, lo mejor escrito que tenemos en nuestra lengua".

Es evidente que La Bruyere, al escribir esas líneas no pensaba en la señora de Sevigne, pues las cartas de ésta fueron publicadas después de la muerte de aquel.

Los que han tenido en sus manos mucha correspondencia femenina saben que las mujeres, en general, cualquiera que sea su clase social y condición cultural, escriben superiormente las cartas. Hay centenares de mujeres cuyas cartas merecerían ser impresas y asombrarían al público.

No hay que enseñar a la mujer el estilo epistolar, pues lo saben
por instinto y por eso las admiro. Ellas son las que podrían enseñárnoslo a nosotros.

Los hombres tienen menos delicadeza, menos naturalidad, pero puede asegurarse que todos saben escribir de carrera, cuyo tema sienten.

Se concibe la enseñanza del estilo en general; pero la carta es algo especialísimo y personal. En estas condiciones sólo se puede dar un consejo: leer muchos modelos.

Solo la lectura de cartas enseña a escribirlas.

Siendo la carta una conversación por escrito, exige cualidades de buena conversación y naturalidad, por encima de todo. Debe ser natural, espontanea, ingenua.

Háyase, pues, en las cartas de lo que pueda denotar trabajo, esfuerzo del período, de la ciencia del estilo.

Exprésese sencillamente, no con negligencia, descuido, omisión, falta de aplicación, sino con abandono, dar sentido de que se está desamparado, sólo. Hay que escribir como se habla, con la condición de hablar bien; hasta es conveniente escribir un poco mejor de lo que se habla.

"Me dices, escribe Madame de Sevigne a su hija, que creerías quitarme algo puliendo tus cartas. Guárdate el derecho; las convertirías en piezas de elocuencia".

Nada desagrada tanto en una carta como el deseo de querer brillar ( de ofender en forma subliminal, salvo que esa sea la intención ). Las cartas no deben ser adornadas salvo que exista un grado superior de confianza, intimidad o infantilismo. Basta que sean correctas y están escritas sin periodos ni cadencia. Dijese venir sólo el espíritu, la gracia la anécdota.

En verdad tengo mucha pena. Estoy precisamente como el médico de Moliere, que se secaba el sudor por haber devuelto la palabra a una muchacha que no era muda ( Mme. De Sevigne ).

Recuerdo que mis rivales y yo, cuando estaba en París. éramos muy poca cosa, grandes compositores de nada, pesando gravemente , huevos de mosca en balanzas de tela de araña ( Voltaire ).

Cuando decimos algunas veces: No hay nada que arruine tanto como no tener dinero, nos entenderemos perfectamente ( Mme. de Sevigne ).

Mme. de Sevigne dice, hablando de su vejez:

Por más que golpeo con el pie, no sale nada más que una vida triste y uniforme.

En las cartas de Mme. de Sevigne puede encontrarse elocuencia, hasta la más sublime. A veces rivaliza con Bussuet.

La gran máxima que resume nuestros consejos epistolares es que hay que dejar correr la pluma y que ella exprese lo que sentimos sin rebuscamientos.

Cuando uno toma la pluma para escribir a alguien, bien debe saber lo que quiere decir. En cambio a la manera de expresarlo, no hay que preocuparse, háblesele en alta voz y la expresión llegar sola.

En el arte epistolar la frase de Buffon es más verdad que nunca: "El estilo es el hombre".

En resumen: hay que leer muchas cartas, para aprender a escribirlas.

Cuando joven viví por largos años en Europa, todas las semanas escribía a casa de mis padres, desde el lugar que estuviera y en la hoja que fuera, incluso en servilletas de un viejo restaurante del casco antiguo de Madrid. Esas cartas tenían toda la pasión, tanto, que hoy al recordarlas, se me llenan los ojos de lagrimas.

La soledad, la distancia, la vida incierta y otros estados depresivos se mitigaban después que las despachaba en el correo. Era como llenar el estanque de bencina, pienso que es como cuando la gente se confiesa ante un cura, ( aunque no creo en ellos ).

En alguna oportunidad, mi madre me llamó la atención en el sentido de que tenia muchas faltas de ortografía, que escribía "hechar de menos" o cosas por el estilo.

Obviamente, me sentía ofendido y hasta le escribí en tono amenazante , destacando el hecho de que lo importante era lo que yo sentía y no, como escribía y en un ataque de soberbia, que si quería, no le escribiría más.

Ya mayor , regresé a Chile y tuve la oportunidad de encontrarme con los cientos de cartas y tarjetas que había escrito y que mi madre juntó ordenada y sistemáticamente.

En la muy endiablada letra , pude comprobar que en cada línea había, al menos, dos faltas de ortografía, pero en cada una de las líneas había también un sentimiento de carencia de afecto, de abandono inigualable y una entrega digna del más servil de los esclavos.

Resumo: Cuando se trate de cartas a familiares queridos, definitivamente No importa, cómo, ni en qué escriba, pero escriba; no se preocupe, en quedar como ignorante o en demostrarse débil en cualquier sentido. Cuando la epístola es impulsada por razones afectivas , NO hay reglas ni estilo valedero.
Las cartas formales, oficiales o de negocios, se regirán por las costumbres de la actividad misma y estarán siempre sujetas al tema que las motiva y a la concisión, es más su computador tiene miles de cartas pre escritas que es cuestión de puro enviar. Eso, No es escribir, eso a mi juicio es ofender.
Hemos tratado sumariamente los dos últimos capítulos, ya que aquí termina el TALLER en su parte básica.

Volveremos a tocar los temas, más extensamente, en los fascículos siguientes dedicados a: "LA FORMACION DEL ESTILO POR LA ASIMILACION DE LOS AUTORES"

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